viernes, 20 de octubre de 2017

LO QUE DEBIÓ SER (Y NO FUE) EL “CONCILIO VATICANO II”

Traducción del artículo publicado en RADIO SPADA.
  
 
PRÓLOGO DEL TRADUCTOR ITALIANO: Entre los varios institutos religiosos interpelados por la Secretaría de Estado en 1959 para proveer “plataformas teológicas” al “Vaticano II” estuvieron también las universidades pontificias: casi todas estuvieron a la altura, excepto el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, ya ampliamente infecto por las “luces” modernistas, y algunos otros. Aquí se sigue nuestra traducción de la intervención del Pontificio Ateneo Antoniano. El ateneo antoniano propone que el “Vaticano II” formule un amplio “sílabo” condenatorio de todos los errores y las herejías del siglo XX. Proponemos la lectura de este fecundo documento a los lectores de Radio Spada (por Piergiorgio Seveso).
“Entre todos los errores que manifiestan aspectos teóricos y prácticos, en la Iglesia de hoy, produce los mayores daños aquella que el mismo Sumo Pontífice Pío XII llamara “la nueva moral”. […] Hay algunos documentos claros del Magisterio Eclesiástico que deben ser tenidos bien presentes, sopesando este nuevo error. […] El Papa Pío XI en la encíclica “Ubi arcáno”, numerales 23 y 24, donde habla del modernismo moral, jurídico y social, afirma: “Si no que los mismos cambios sociales que crearon o aumentaron la necesidad de la dicha cooperación del clero y del laicado, han sin embargo creado peligros nuevos y más graves: son ideas no rectas y sentimientos no sanos… los mismos alumnos del santuario no son inmunes… Muchos son, de hecho, los que creen o dicen tener las doctrinas católicas sobre la autoridad social, sobre el derecho de propiedad, sobre las relaciones entre el capital y el trabajo, sobre los derechos de los obreros, sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, entre la religión y la patria, entre clase y clase, entre nación y nación, sobre los derechos de la Santa Sede y las prerrogativas del Romano Pontífice y del Episcopado, sobre los derechos sociales de Jesucristo mismo, Creador, Redentor, Señor de los individuos y de los pueblos. Pero después hablan, escriben, y lo que es peor, obran como si no fuesen para seguirse, o no con el rigor antiguo, las doctrinas y las prescripciones solemnemente reclamadas e inculcadas en tantos documentos pontificios”. También Pío XII en los discursos del 23 de marzo de 1952 y el 18 de abril de 1952 (Acta Apostólicæ Sedis 34, 1952, págs. 270-278, 413-419).
  
También el Santo Oficio en la Instrucción del 2 de febrero de 1956 contra “la ética de la situación”. […] Si miramos con atención las palabras del Sumo Pontífice, podemos describir la “moral nueva” en el siguiente modo: es la tentativa de innovar la moral católica, sea del punto de vista científico, sea del punto de vista de los casos concretos, sea del punto de vista de la pastoral. […] Por cuanto respecta a los principios, la “nueva moral” quiere la independencia del orden moral subjetivo de aquél objetivo. Pretende que en concreto no se dan acciones intrínsecamente malas (para todos y para siempre), que la conciencia individual sea la norma mesurante y no como en realidad es, medida por la moralidad y que no se deba dar la necesaria dependencia a la autoridad de la Iglesia para formarse un juicio sobre las propias acciones. Por cuanto concierne a los casos singulares: puesto que no se darían acciones intrínsecamente malas en concreto, aquellos casos que en la tradición casuística católica han sido definidos como ilícitos, siempre y para todos, pueden tal vez ser lícitos y en algunos casos justificados. Luego se afirma, en base a consideraciones de la propia “conciencia”, la licitud moral del aborto, de la pérdida del la fe católica, del onanismo conyugal, de las relaciones carnales entre los novios, del vicio solitario en los jóvenes… (como dice el Papa Pío XII). En lo respectivo a la pastoral quieren nuevos métodos, casi que la Iglesia había errado por siglos en relación a este problema. Oponen la moral “evangélica” y una moral “de amor” a la moral católica de hoy. Pretenden que no sea lícito exponer los preceptos de la ley divina en forma negativa: si no solo en forma positiva. Algunos incluso pretenden que el sacerdote tenga que considerarse inepto e inidóneo para la cura de almas si no conoce a fondo las ciencias modernas de la psicología y del (autodenominado) psicoanálisis.
  
Orígenes de la “nueva moral”.
Ya Abelardo y su escuela pretendían que la moral dependiese únicamente de la intención del agente y no del objeto. Sería luengo añadir textos: tenemos vastos estudios sobre el argumento. Podemos luego indicar algunos como fuentes remotas y próximas de esta “moral”: los filósofos modernos (kantianos y existencialistas: Immanuel Kant, Søren Kierkegaard, Miguel de Unamuno, Jean-Paul Sartre, Eberhard Grisebach, Edmund Husserl, Max Scheler…; el influjo de los teólogos protestantes Karl Barth, Heinrich Emil Brunner; algunos autores católicos (se nombran solo aquellos ya condenados por el Santo Oficio en el Índice de los libros prohibidos: Ernest Michel, Angelo Hesnard, Marc Oraison).
  
Hay expresiones y manifestaciones de la “moral nueva”: en la vida individual, familiar y social (por ejemplo, el número elevado de católicos que votan por los comunistas, no obstante las prohibiciones del magisterio. Ellos creen poder formar la propia conciencia hacia Dios, independientemente de la voz del Magisterio. Aunque no niegan teóricamente a Dios y la Iglesia, prácticamente siguen los dictámenes de la “moral nueva”). Expresiones conexas con esta “moral nueva” parecen ser las asociaciones que directamente quieren un mundo moralmente mejor pero independientemente del Magisterio de la iglesia: asociaciones indiferentistas e independientes como el Rotary Club, de origen protestante”.
     
Los profesores del Pontificio Ateneo Antoniano continúan, proponiendo una CONDENA precisa de la “moral nueva” y de los que consideran que la enseñanza, también en forma negativa, no sea la enseñanza de Cristo. Añaden luego que es necesaria una fuerte puesta a punto del valor de las Encíclicas y de los Discursos Pontificios: parece aquí esbozada la petición de proceder a la proclamación en sede conciliar, de la infalibilidad del Magisterio ordinario Pontificio (que ya era una verdad teológicamente cierta). Luego de algunas cuestiones menores, respecto a la necesidad de una contínua actualización casuística de los sacerdotes, el Ateneo Antoniano propone un elenco de errores, conexos en diversas formas con la “moral nueva”, que deben condenarse en un nuevo Sýllabus:
  1. El Humanismo ateo o agnóstico;
  2. El Naturalismo (según la “Quánta Cura” y el Sýllabus del Papa Pío IX, las encíclicas “Libértas”, “Inimíca Vis”, “Immortále Dei” del Papa León XIII, “Casti connúbii” y “Divíni íllius Magístri” del Papa Pío XI);
  3. El Racionalismo cognoscitivo y moral;
  4. El Indiferentismo religioso y moral (según la “Mirári Vos” del Papa Gregorio XVI y otros documentos hasta Pío XII);
  5. El Agnosticismo religioso y moral (según, entre otros, la “Quadragésimo anno” del Papa Pío XI);
  6. El Supernaturalismo (según el discurso del Papa Pío XII del 3 de septiembre de 1952);
  7. El Espiritualismo (según el discurso del Papa Pío XII del 11 de septiembre de 1947);
  8. El Americanismo (según la carta del Papa León XIII al cardenal Gibbons);
  9. El Laicismo (según la Encíclica “Quas primas” del Papa Pío XI);
  10. El Existencialismo (según varios discursos del Papa Pío XII);
  11. El Actualismo ético, el Subjetivismo ético y el Modernismo ético;
  12. El Psicologismo (según varios discursos del Papa Pío XII);
  13. El Pedagogismo (según la “Divíni íllius Magístri” del Papa Pío XI);
  14. El Odio Racial (según el espíritu de la “Mit Brennender Sorge” y otros discursos del Papa Pío XI);
  15. El Eugenismo (según la “Casti connúbii” del Papa Pío XI y el discurso del Papa Pío XII del 20 de septiembre de 1949);
  16. El Feminismo;
  17. El Nudismo y las sociedades nudistas;
  18. El Comunismo, el Marxismo y el Colectivismo (aquí el número es demasiado elevado: citemos solamente la «Divíni Redemptóris” del Papa Pío XI);
  19. El Socialismo (según las Encíclicas “Nóscitis et nobíscum” del Papa Pío IX, “Quod apostólici múneris” del Papa León XIII, “Il fermo proposito” de San Pío X, carta “Libénter admódum” de Benedicto XV, etc. etc.);
  20. El Totalitarismo y la Estadolatría absolutista;
  21. El Liberalismo (según el Magisterio de todos los Papas a partir de Pío IX);
  22. El Espiritismo y prácticas relacionadas (según la Encíclica “Suprémæ” del Papa Pío IX);
  23. El Teosofismo (según el decreto del Santo Oficio del 24 de abril de 1917);
  24. El Irenismo moral (según los discursos del Papa Pío XII);
  25. El Falso misticismo (según la Encíclica “Mýstici Córporis” del Papa Pío XII);
  26. El Interiorismo (según los discursos del Papa Pío XII).
  
Como veis, el Pontificio Ateneo Antoniano había hecho su parte, después pasó el tornado roncalliano: quedaron sólo los escombros.

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