miércoles, 21 de junio de 2017

NOVENA EN HONOR DE SAN PABLO APÓSTOL

Novena aprobada por el Obispo de Barcelona en 1857. Puede rezarse en cualquier momento del año, pero también puede emplearse en preparación a las fechas litúrgicas en honor al Apóstol de los gentiles:
  • 25 de Enero (Conversión)
  • 10 de Febrero (Llegada a la isla de Malta)
  • 30 de Junio (Conmemoración)
  • 18 de Noviembre (Dedicación de la Basílica de San Pablo extramuros)
 
ADVERTENCIA
La memoria, pues, de los hechos y escritos del Apóstol San Pablo no puede dejar de ser muy provechosa a toda clase de personas, porque a los más grandes pecadores les debe animar su extraordinaria conversión, a los convertidos les debe mover su fidelidad y a los justos constantes les puede servir de modelo la práctica de sus virtudes altamente heroicas.
 
Procure, pues, el cristiano hacer con devoción esta novena, que no es otra cosa sino una sucinta colección de lo que nos dejó San Pablo en sus preciosas cartas que abundan en suaves reprensiones para los malos, saludables avisos para los buenos y sabios consejos para los que aspiren a la perfección.
  
NOVENA EN HONOR DE SAN PABLO APÓSTOL
  
  
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.
  
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor y Dios mío Jesucristo, yo el más indigno de vuestros hijos, postrado humildemente a vuestra Presencia y lleno de sentimiento, confieso la poca gratitud que he tenido a vuestra infinita Bondad y Misericordia, el poco respeto y reverencia a vuestra real y augusta Majestad, y el poco temor a vuestra inviolable Justicia, habiéndome atrevido orgulloso a quebrantar vuestra santa Ley y despreciar vuestra preciosa Sangre por mi derramada; pero lo que más siento, Señor, es el poco dolor que he tenido de haberos de esta manera ofendido. Pésame, Dios mío, de haber pecado y propongo firmemente de nunca más ofenderos. Ayudadme, dulcísimo Señor, para que pueda cumplir con mi propósito, siendo en adelante un fiel imitador del apóstol San Pablo, a quien dedico esta novena para mayor gloria vuestra, honor del Santo y provecho de mi alma. Amén.
  
DÍA PRIMERO - 21 DE JUNIO
MEDITACIÓN: De la virtud de la Fe.
Todos los escritos de San Pablo nos dan una verdadera idea de la viva fe que tenía; y no solo estaba bien poseído de esta virtud, sino que también procuraba con sus exhortaciones inculcarla a los demás. “Fortalecidos con la virtud de la fe, les decía, tened cuidado que nadie os engañe con filosofías y vanos sofismas que son según la tradición de los hombres y según los elementos del mundo, pero bien lejos de la ley de Cristo. Permaneced constantes, hermanos, y conservad las tradiciones que os hemos predicado y las que os hemos manifestado en nuestras cartas. Guardaos que no haya entre vosotros algún corazón inclinado a la incredulidad, apartándose de esta suerte de Dios; antes bien amonestaos siempre los unos a los otros, pues seremos participantes de la gloria de Jesucristo, si seguimos hasta el fin los caminos por donde nos dirige la fe. Por esta virtud alcanzaron los patriarcas y justos de la antigua ley las promesas del Señor, conquistaron reinos, apagaron la violencia del fuego, pusieron en huida a los ejércitos extranjeros y hasta resucitaron a los muertos”. No olvides, pues, cristiano, las exhortaciones que te hace el santo Apóstol; anímate y haz revivir en tu alma esta antorcha de la fe que con tus malas obras has amortiguado tantas veces. Atiende a la promesa que te hace San Pablo diciendo: “vendrá Jesucristo a ser glorificado en sus santos y hacerse maravilloso en todos los que creyeron”. ¡Cuánto alegrarás al santo Apóstol si permaneces firme en tu fe! “Gracias damos a Dios sin cesar, decía a sus fieles hermanos, porque cuando oísteis nuestra palabra no la recibisteis como palabra de hombres, sino como palabra de Dios. Temía que Satanás os tentase y que se hiciese vano e inútil nuestro trabajo; mas lleno estoy de consuelo y se me aparta toda mi aflicción, al saber que conserváis la fe que de nosotros recibisteis”. Aviva, pues, cristiano y aumenta tu fe, y de esta suerte podrás acudir seguro al santo apóstol para implorar su intercesión.
  
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo en la viva fe que tuvo de todos los misterios de nuestra santa Religión; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran santo la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
ORACION FINAL PARA TODOS LOS DIAS
Glorioso Apóstol de las gentes, a quien Jesucristo nuestro Señor eligió para publicar su santo Nombre por toda la redondez de la Tierra, y que fuisteis tan obediente a su voz, que despreciando todo respeto humano os dirigisteis presuroso a la predicación de su santo Evangelio; os suplico me alcancéis del mismo Dios un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados para que, siguiendo vuestro santo ejemplo, atienda gustoso a la voz de mi Redentor que he oído tantas veces dentro de mi corazón, y tenga siempre en mi memoria vuestras heroicas virtudes, de las cuales nos habéis dejado tan perfecto dechado, para que, practicándolas como vos, alcance el fruto de ellas, viviendo y muriendo en gracia del Señor, para entrar a la participación de la eterna gloria e inexplicable felicidad, que tiene prometida a los que verdaderamente Le aman. Amén.
   
GOZOS EN HONOR A SAN PABLO APÓSTOL
 
Porque fuisteis pecador
Brillan más vuestros loores,
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
  
De Benjamín descendiente
Fuisteis Saulo esclarecido,
Hebreo, bien instruido,
Y a la Ley muy obediente,
Disteis a Dios la adoración
En Moisés legislador.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Admirable al mundo entero
Se hizo vuestra conversión,
Pues Jesús, de fiero león
Os trocó en manso cordero,
Y así es su pregonero
Quien fue su perseguidor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
A Damasco os dirigíais,
Y con sangre de cristianos
Empaparos vuestras manos
Vivamente apetecíais:
Mas mientras veloz corríais
Os detiene el Redentor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
La luz del que guía al trueno
Hasta el suelo os ha rendido,
Y casi desfallecido
La miráis de pavor lleno;
Mas, ¡qué estilo tan ameno
Escucháis del Dios de amor!
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
«Saulo, Saulo, ¿porque así
Me persigues sin sosiego?»
«¿Quién sois vos, respondéis luego,
Que venís radiante a mí?»
«Soy Jesus, que el blanco fui
De tu bárbaro furor».
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Del divino amor vencido,
Ya trocado os conocéis,
Y al Señor os ofrecéis
Contestando agradecido:
«¿Qué queréis, Jesus querido
De este grande pecador?».
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
«La ciudad que estabas ya
Para ver a breve instante,
Os dice Jesús amante,
Ciego te recibirá,
Y allí se te explicará
Tu destino y tu labor».
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Vuestros consocios turbados
Os conducen por la mano,
Y no entienden el arcano
Que contemplan admirados:
Del deslumbre consternados,
Andan presos del terror.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
¡Sinagoga, viste luto,
Que entra ciego en la ciudad
El que de tu impiedad
Defensor fue muy astuto!
Contra ti será su fruto,
No será más su fautor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Por orden del Poderoso,
Ananías os visita,
Vuestras cataratas quita
Y os instruye cariñoso:
«Vos seréis, dijo gozoso,
Vaso de elección y honor».
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
De Jesús soldado fuerte
Desde aquel día sois vos,
Preparado ya por Dios
A sufrir hasta la muerte,
Y empezasteis de esta suerte
Predicando con fervor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Con rapto al Señor
En el Empíreo oísteis,
De arcanos que recibisteis
Fue vuestro saber iluminado:
El mundo quedó pasmado
Por tan inaudito favor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Testigos los pueblos son
De vuestro constante celo,
Con que las sendas del Cielo
Enseñáis con perfección,
Y vuestra predicación
No respira sino amor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Que lo diga Antioquía,
Roma, Atenas, Malta, Apolonia,
Toda la gran Licaonia,
Filipos, Pafos, Bética y Candía:
En fin, toda gente oía
Vuestra voz de gran doctor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Sufristeis persecuciones,
Azotes y crueles penas
De naufragios y cadenas,
Calabozos y prisiones;
Mas por esto a las naciones
Predicáis con gran valor
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Decretó por fin Nerón,
Siendo vos preso y atado,
O bien ser decapitado
O seguir su religión:
«El martirio es mi elección»,
Decís al emperador.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Vuestra cabeza cortaron,
Y en tierra tres saltos dio
De los que, Roma lo vio,
Tres fuentes de agua manaron,
Y los labios pronunciaron
El nombre del Salvador.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Los prodigios que hicisteis
Fueron grandes y admirables,
Pues a muertos e incurables,
Salud y vida les disteis,
A los pobres socorristeis
Con el cariño mayor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Es creencia universal
Que aliviáis a los dolientes,
Y al que padece accidentes
De epilepsia fatal
Le curais luego su mal,
Si os lo pide con fervor.
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
Porque fuisteis pecador
Brillan más vuestros loores:
De enfermos y pecadores
Sed, San Pablo, intercesor.
     
℣. Tú eres vaso de elección, ¡oh San Pablo Apóstol!
℟. Predicador de la verdad en el universo mundo.
   
ORACIÓN
Oh Dios, que has instruido al mundo entero por la predicación del apóstol San Pablo, haz, te lo rogamos, que honrando su memoria, marchemos hacia Ti imitando sus ejemplos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.
  
DÍA SEGUNDO - 22 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Esperanza.
La virtud de la esperanza es la que despierta en nuestros corazones el deseo de poseer y conocer aquellas cosas misteriosas y sublimes que nos enseña la fe. “Por esta virtud andamos, como dice el Apóstol, por si podremos de algún modo alcanzar el premio para el cual Dios nos ha criado”; y por la esperanza de este premio debemos obrar bien, sabiendo que no es Dios injusto para que se olvide de las obras que hacemos por su amor o por el de nuestros semejantes. ¡Oh, quién estuviera dotado de la constante esperanza de nuestro santo Apóstol, obrando en todo como si ya Dios le hiciera participante de las dulzuras celestiales! Por eso decía que su morada estaba en los cielos, en donde está Jesucristo sentado a la diestra de Dios Padre. Allí pues, cristiano, a imitación suya hemos de dirigir nuestros pensamientos y no a las cosas de este mundo: nuestro vivir y obrar ha de ser luchando contra las perversas inclinaciones que sentimos en nosotros mismos, pues que “a la verdad no tienen comparación los trabajos de esta vida con la gloria que Dios manifestará a sus escogidos”. Procuremos, pues, tener una firme esperanza de los bienes que Dios puede y quiere dispensarnos, y acordémonos que en las borrascas de nuestra alma nos servirá esta virtud de una áncora muy firme y segura que penetrará hasta los insondables abismos de la gracia de Dios. “Acudamos, dice el Apóstol, con confianza al trono de la divina gracia, a fin de alcanzar clemencia y protección para aquel tremendo día en que vendrá Jesucristo para dar la salvación eterna a aquellos que cifraron toda su esperanza en su infinita misericordia”. Sepamos imitar la admirable esperanza de San Pablo que le obligaba a exclamar: “De los cielos esperamos a Jesucristo nuestro Salvador, el cual transformará con su poder nuestro cuerpo vil y abatido en un cuerpo glorioso e inmortal, resucitándole a semejanza del suyo a una vida eterna y siempre feliz”.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar la firme esperanza de San Pablo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA TERCERO - 23 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: Del Amor que es debido a Dios.
El amor de Dios, o sea, la virtud de la caridad, es sin duda la mayor de todas las virtudes, de manera que aunque el hombre hablase las lenguas de todas las naciones del mundo, aunque tuviese el don de profecía y supiese todos los misterios y cuanto se puede saber, y tuviese tanta fe que con ella traspasase los montes de un lugar a otro; de nada le serviría si no tuviese el amor debido a Dios. Y aunque distribuyera todos sus bienes para alimento de los pobres, y entregase su cuerpo a las llamas para ser abrasado; nada con eso mereciera si dejase de amar a Dios. Haz pues, cristiano, que todas tus cosas estén fundadas en el amor de Dios, porque los que aman a Dios serán conocidos de Dios y serán su templo y morada: Dios andará y vivirá entre ellos, Dios será su rey, y ellos serán su pueblo. “¿Podrá por ventura, decía el Apóstol, separarme del amor de Jesucristo la tribulación, la angustia, el hambre, la desnudez, la persecución o la cuchilla de los tiranos? No, por cierto; porque todas estas cosas jamás arredran al que esta confortado de Dios que tanto nos ama. Y así bien seguro estoy que ni los ángeles, ni la vida, ni la muerte, ni las cosas presentes, ni las venideras, ni otra criatura alguna podrán jamás separarme del amor de Dios que he aprendido en Jesucristo”. Tal era el amor que San Pablo profesaba a Dios que le hacía exclamar: “Deseo ya que mi alma deje los lazos del cuerpo y se una con Jesucristo; pues aunque vivo, no soy yo el que vivo, sino que vive Cristo en mí”. Muévete, cristiano y devoto de San Pablo, a la consideración de tan intenso amor, y confúndete al mismo tiempo de lo poco que has amado a un Dios tan bueno, que siendo rico se hizo pobre, para que tú pudieses ser rico y feliz. Ya que tienes por patrón a San Pablo, acude a tu Dios diciéndole como él: “¿Quién sois vos, Señor?” Te responderá: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues con tus malos pensamientos, escandalosas palabras y perversas acciones. Cesa de ofenderme, pues que yo nunca he cesado de amarte”.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar a San Pablo en el puro amor que profesó a nuestro Dios y Señor; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA CUARTO - 24 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: Del Amor que es debido al prójimo.
Las afectuosas cartas que dirigía San Pablo a sus iglesias y amigos, nos dan a entender cuán grande era el amor que les tenía, y lo mucho que deseaba que los fieles se amasen entre sí: “Ayudaos, les escribía, los unos a los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo. Obrad y hablad sin murmurar jamás de vuestros prójimos; no oprimáis ni engañéis a vuestros hermanos, y permanezca entre vosotros la caridad fraternal. No volváis mal por mal; antes bien no os canséis jamás de hacer bien a todos, pues de esta suerte seréis ricos en buenas obras, y vuestro tesoro será un fundamento el más sólido para alcanzar la vida eterna. Acordaos de los presos y afligidos como si los tuvierais a vuestro lado, y con espíritu de mansedumbre y amor corregid a los malos, consolad a los pobres y humillados, y sed sufridos con todos. Vosotras mujeres, sujetaos del modo que conviene a vuestros maridos. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis desabridos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres; padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos castigándoles sin medida ni razón. Siervos, obedeced a vuestros señores; y vosotros señores, recompensad a vuestros siervos con justicia y equidad. Revestíos finalmente todos de entrañas de misericordia, de benignidad y de paciencia. Vosotros sabéis bien el amor que siempre os he profesado, procurando en todo complacer a todos, no buscando mi propia comodidad, sino el provecho de todos para su salvación. De muy buena gana daré todo lo mío y me daré a mí mismo por vuestras almas, aunque apreciándoos mucho, sea yo aborrecido de todos: pues tanto en mi prisión como encontrándome en la predicación del Evangelio, siempre os tengo en mi corazón, y Dios es testigo de qué modo os amo a todos vosotros en las entrañas de Jesucristo”. ¡Intensa caridad del Apóstol! Con mucha razón aquellos sacerdotes de Mileto se arrojaron sobre su cuello, llorando y besándole amorosamente, cuando al despedirse les dijo que ya no le volverían a ver, y con el más profundo sentimiento le acompañaron hasta el buque que le aguardaba para marcharse a Jerusalén. ¡Oh, cómo no te mueves tú también, cristiano, a las penetrantes expresiones de amor con que te habla el Apóstol para que le imites, amando a tu prójimo como a ti mismo por amor de Dios! Acuérdate de tus odios y venganzas: llóralas ante el supremo Juez, y sigue en adelante el ejemplo de caridad de San Pablo, que hoy es el objeto de tu meditación.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo en el grande amor que profesó al prójimo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA QUINTO - 25 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Penitencia.
El único camino que queda al hombre después del pecado, es el de la penitencia. Por esto nuestro santo Apóstol, considerando la gravedad de sus faltas contra su Dios a quien había perseguido, dice que se complace y alegra por Jesucristo tanto en sus enfermedades, como en sus afrentas, angustias y persecuciones, porque todo lo mira como venido de la mano de Dios para castigar sus pecados contra Él cometidos. En espíritu de penitencia, dice, “sufrí ser azotado cinco veces por los judíos y tres veces por los romanos; sufrí naufragios, fatigas, hambre, sed, frio y desnudez; peligros de los judíos, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, y peligros de falsos hermanos, que me hacían traición con pretexto de amistad”. Bien conocía el glorioso santo todos estos peligros; no obstante procuraba vivir para poder así satisfacer por todos sus pecados. En Damasco huyó de la muerte que le preparaban los judíos, descolgándose por la muralla. En Iconio escapó de un fuerte motín y alboroto que contra él se había promovido. En Listra, a pesar de ser apedreado y arrastrado por el pueblo, procuró evadir la muerte para poder continuar su predicación. En Cesarea no pudieron persuadirle sus amigos que retrocediese de ir a Jerusalén, en donde se le esperaban penas y crueldades de los judíos. En fin, deseaba vivir para padecer, deseaba padecer para satisfacer, y deseaba satisfacer para merecer el premio de los escogidos del Señor. Considera ahora, cristiano, cuantas veces has abusado de la divina bondad y misericordia, y muévete a penitencia y contrición. “¿No sabes, dice el Apóstol, que la benignidad de Dios te convida a penitencia?” No atesores ira con tu corazón duro e impenitente para aquel terrible día, en que se revelará a todo el mundo lo más recóndito de los corazones humanos. Haz que se diga de ti: “Aquel que tanto pecó llora sus pecados y hace penitencia de ellos”, pues los judíos cristianos así decían de San Pablo: “Aquel que tanto nos perseguía, ahora predica la doctrina de Jesucristo”, y de esta suerte glorificaban todos al Señor, y los malos se convertían a Él a imitación del apóstol San Pablo. Imítale, pues tú también, cristiano; conviértete a tu Dios y de todos tus delitos haz verdadera penitencia.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo, haciendo una verdadera penitencia de nuestros pecados; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
   
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA SEXTO - 26 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Paciencia.
Bendito sea el Señor, padre de las misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están atribulados”. ¡Con que palabras nos demuestra el apóstol San Pablo la virtud de la paciencia, y de qué modo tan propio invoca al Señor de quien recibimos joya tan preciosa! Esta es otra de las virtudes con que debe revestirse el pecador para sufrir las penalidades que reparte el soberano Señor a los descendientes de Adán. Por esto dice el Apóstol que “Dios castiga a los que ama, y azota a aquellos que recibe por hijos”; y en otro lugar dice que “los que querrán vivir piadosamente en Jesucristo, padecerán persecución”. Gloriémonos, pues, en nuestras angustias, como se gloriaba San Pablo; suframos si somos perseguidos, bendigamos a los que nos maldigan, roguemos por los que nos blasfemen, y no nos aflijamos, aunque seamos reputados como basura y escoria de los demás hombres; pues Dios que consuela a los humildes, también nos consolará en estos desprecios y sufrimientos. No quieras, no, cristiano, huir de las penas y aflicciones con que permite Dios seas probado, pues la virtud de la paciencia se perfecciona con estos trabajos y te bastará para sobrellevarlos la gracia del Señor. Así decía San Pablo: “todo lo puedo en aquel que me conforta”. Por eso reprendió a sus compañeros cuando lloraban por él, al partir para Jerusalén: “¿Por qué, les decía, afligís y quebrantáis mi corazón con vuestro llanto? Sabed que estoy aparejado no solamente para ser preso y maltratado, sino aun para morir por el nombre de Jesús”. Esforcémonos, pues, todos para alcanzar la virtud de la paciencia. En todas nuestras adversidades acudamos a Dios y al santo Apóstol, y de esta suerte no nos angustiarán las tribulaciones; en nuestros apuros no nos faltarán los recursos espirituales, en nuestras persecuciones no seremos desamparados, y por más abatidos que nos encontremos, no pereceremos jamás. Entonces nos dirá el Apóstol como decía a los hebreos: “Tened en vuestra memoria aquellos días en que sufristeis grandes combates de trabajos, fuisteis hechos espectáculo de oprobios y tribulaciones, sufristeis con gozo que os robasen vuestras haciendas; mas no desconfiéis: necesaria os es por cierto la paciencia: esa es la voluntad de Dios: recompensados quedaréis”. Si, cristiano: los trabajos y penas que sufras con paciencia, te los recompensará el Señor con una gloria que no tendrá fin.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar la paciencia y resignación de San Pablo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA SÉPTIMO - 27 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Humildad.
La humildad es aquella virtud de la que se valió el apóstol San Pablo para predicar sin sublimidad de palabras la doctrina del Crucificado. Enemigo el Santo de la soberbia, así le hace exclamar su apostólico celo contra el hombre orgulloso: “¡Oh hombre!, le dice, ¿quién eres tú? ¿Qué cosa posees que no la hayas recibido de Dios? Y si de Él lo has recibido, ¿por qué te glorias y ensalzas como si fuese cosa de ti propia? Si piensas tú ser algo te engañas: nada serás, si antes no te persuades que por tus propias fuerzas nada puedes ser. ¿Qué te importa andar hinchado y lleno de soberbia, demostrando con tu hipocresía y altisonantes palabras una apariencia solamente de virtud? Procura ser humilde y virtuoso; y si eres sabio, no te ensoberbezcas por ello, y ten en cuenta que muchos de los que se creen saber algo, no conocen aun de qué modo les conviene saber”. Aprendamos del apóstol San Pablo que, a pesar de la excelencia y sublimidad de sus escritos, que más parecen divinos que humanos, dice que él es el menor de los apóstoles, que ni siquiera es digno de este nombre, que es un ignorante en sus discursos, que si predica el Evangelio de Jesucristo no tiene que gloriarse por ello, y que ni él ni otra criatura alguna debe presumirse que sea suficiente para pensar algo como propio de sí, “porque todo nuestro conocimiento y suficiencia nos viene de Dios”. Confiesa lleno de humildad que antes había sido blasfemo, perseguidor e injuriador, y no se avergüenza en decir que es el primero de los pecadores. “Cuidado, pues, en no seduciros, porque si alguno de vosotros, decía el mismo santo a los corintios, se tiene por sabio, mejor fuera si se hiciese como ignorante y sencillo, porque la sabiduría de este mundo es estupidez para con Dios”. Por lo que no debemos jamás gloriarnos ni hacer alarde de lo que sabemos, aunque nos parezca sublime y elevado; de esta suerte nos acomodaremos a las cosas humildes y seremos amables y sencillos para con nuestros prójimos; y si nos conocemos útiles para ellos, especialmente para los flacos y pobres de espíritu, prestémonos gustosos a su servicio, gloriándonos solamente en el Señor.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar a San Pablo en su profunda humildad; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
   
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA OCTAVO - 28 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
   
MEDITACIÓN: De la Oración.
San Pablo, a quien Dios quiso elegir para ejemplar de los pecadores, nos manifiesta en muchas de sus cartas el gran cuidado que tenía en orar no solamente por él, sino que también por toda la Iglesia. Ya desde el momento en que se vio trocado por la eficacia de la gracia divina, se fue a Damasco, y allí puesto en oración esperó que llegase Ananías, a quien Dios había destinado para que le instruyera y bautizase. Escribiendo después a los de Éfeso les dice: “doblo mis rodillas al Padre eterno, para que por su santo Espíritu os corrobore en la virtud, según los tesoros de su gloria”. A los romanos les participa que siempre sin cesar hace mención de ellos en sus oraciones; y a los filipenses les escribe diciéndoles que da gracias a Dios cada vez que se acuerda de ellos, haciendo lleno de gozo oración por todos. Sabemos también que encontrándose preso con Silas, estaba en oración dentro del calabozo alabando al Señor. En fin, él en todos tiempos, ocasiones y lugares dio el más relevante ejemplo rogando por él y sus hermanos al Señor. Tanta era la importancia y necesidad que el Apóstol conocía de la oración, que siempre la encargaba a los fieles tanto en sus escritos como en su predicación: “Ruégoos, hermanos míos, les decía, por Jesucristo nuestro Señor y el amor del Espíritu Santo, que me ayudéis con vuestras oraciones. Orad y velad en todo tiempo y con todo fervor, rogando a Dios por todos y por mí, a fin de que me dé acierto en la predicación de su santo Evangelio. No andéis solícitos de las cosas de este mundo; dirigid vuestras oraciones a Dios, dándole gracias al mismo tiempo de los favores que os ha dispensado; y de este modo la paz del Señor reinara en vuestros corazones y todas vuestras acciones serán honestas y fundadas en la piedad”. Ea, pues, cristiano, la oración te encarga a ti también el santo Apóstol: dirígete a él con toda confianza y pídele por ti y por tus hermanos el remedio de todos los males, especialmente de aquellos que perturban nuestro sosiego y tranquilidad espiritual.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol San Pablo; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
  
La oración y los gozos se rezarán todos los días.
  
DÍA NOVENO - 29 DE JUNIO
Por la Señal...
Acto de contrición.
 
MEDITACIÓN: De la Perseverancia.
Hoy que concluyes, cristiano, la novena del apóstol San Pablo, nada puedes meditar mejor que su perseverancia, para que lo sepas imitar hasta la muerte. Las persecuciones, los peligros, las injurias, las cárceles, los tormentos y finalmente la muerte que sufrió, son un testimonio el más evidente de su invencible perseverancia, desde el día en que Dios le llamó para ser su Apóstol hasta el día en que recibió del mismo Señor la palma del martirio. Por eso nos recomienda tanto en sus escritos esta virtud: “Permaneced, nos dice, firmes y constantes creciendo siempre en la obra del Señor, estando ciertos que vuestro trabajo será bien atendido. Velad siempre y sed fuertes en vuestra fe; retened la palabra de vida que os he dirigido, pues no pienso ni deseo haber trabajado en vano”. “Con toda sencillez he vivido y conversado entre vosotros, decía a los fieles de Corinto, y espero que conoceréis y retendréis hasta el fin lo que habéis logrado leer y conocer en mis cartas”. Escucha, cristiano, como reprendía el santo Apóstol a aquellos hombres de Galacia que no sabían ser constantes en el bien que se les había enseñado: “¡Oh insensatos!, les decía, ¿quién os ha fascinado y engañado para que no obedezcáis a la verdad que se os inculcó? ¿Tan necios sois que habiendo empezado una vida espiritual, queráis acabar con una vida solamente carnal? ¿De este modo despreciáis y echáis a perder lo que habéis trabajado y sufrido para alcanzar vuestra salud espiritual?”. Haz, pues, devoto de San Pablo, que esta novena en que has meditado sus hechos y consejos, quede de tal suerte grabada en tu memoria, que jamás olvides y dejes de practicar las virtudes que en ella has aprendido. De ti se despide el Santo diciendo: “Guarda, hermano, los divinos mandamientos hasta la venida de Jesucristo, sin dar jamás lugar a reprensión alguna; y en fin, todo lo que sea verdadero, honesto, justo, amable, virtuoso y digno de alabanza, esto solamente piensa y medita. Y todo lo que aprendiste, recibiste, oíste y viste en mí, esto es lo que debes hacer”. De esta suerte el Dios de la paz será contigo, y pues que Él da los auxilios para empezar, Él también te dará la gracia necesaria para perseverar hasta el fin de tu vida y entrar después de tu muerte a la participación de su gloria por todos los siglos de los siglos. Amén.
   
Se meditará un rato y luego se dirá tres veces el Padre nuestro, con Ave María y Gloria Patri para que logremos imitar al apóstol san Pablo en su invencible perseverancia en el bien obrar; y entre tanto pida cada uno al Señor por la intercesión de tan gran Santo, la gracia particular que desea alcanzar por medio de esta novena.
   
La oración y los gozos se rezarán todos los días.

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