miércoles, 7 de junio de 2017

LOS “JUDÍOS MESIÁNICOS” NO SON CRISTIANOS

Jesucristo, el Verbo de Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, es el centro y cabeza de la Cristiandad, de todos los verdaderos cristianos. Jesús mismo fundó una nueva religión llamada Cristianism, una religión separada de y más perfecta que el Judaísmo. Pero los judíos han rechazado a Jesús y su nueva religión, y cualquiera que no era judío, o era cristiano o era gentil. Una identidad judía tiene un único significado: Los judíos no creen en Jesús, no Le reconocen como el Mesías que sus profetas anunciaron durante 5000 años ni como Dios, a pesar que Él mismo declaró: “En verdad, en verdad os digo, que antes de que Abrahán naciera, YO SOY” (Juan 8, 35), con el mismo nombre que Dios se reveló en la zarza ardiente a aquel Moisés que decían seguir. Los líderes judíos, el Viernes Santo del año 33 -que era 25 de Marzo-, en adición a todos los judíos, gritaron: “¡Crucifícale! ¡crucifícale!” y por consiguiente mataron a Jesús. Más aún, declararon ser ellos mismos reos de su Sangre, al decir “¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” Cuando los judíos dicen abrazar a Yeshua y conservando su ritual y legalismo, ellos no se convierten al Cristianismo ni al verdadero Jesucristo. Ellos permanecen judíos y no se convierten en cristianos. Todos los hombres y todas las naciones, incluidos los judíos, necesitan convertirse al Cristianismo y recibir el Bautismo.  Después del Sermón del Monte, ni Jesús, ni su Madre ni sus discípulos siguieron siendo judíos. Él condenó como doctrinas humanas las disquisiciones y ceremonias judías.

¿El movimiento que se hace llamar “Judaísmo Mesiánico” -y su homólogo el “hebreocatolicismo”- es una forma de judaísmo? En esencia, los grupos protestantes denominados “judíos mesiánicos” afirman que representan una “forma completa de judaísmo” o una “forma completa de judeidad” o “judaísmo bíblico”. Actualmente, el auto-estilado “judaísmo mesiánico” es una forma falsificada del Cristianismo que sigue el judaísmo rabínico. Existen diferencias radicales entre el Judaísmo y el Cristianismo. Si bien es reconocido tradicionalmente por los cristianos que las creencias y ceremoniales judíos son meras figuras del Nuevo Testamento, no por ello se puede describir al judaísmo como una forma incompleta de cristianismo, cosa que nunca fue ni será. Simple: el Judaísmo es una religión diferente al Cristianismo. Así, cualquier intento de mezclarlos artificialmente, como es el “judaísmo mesiánico” es engañoso, demoníaco y erróneo, adeás de ser poco original: en tiempos apostólicos existía la secta de los ebionitas, que negaba la divinidad de Jesucristo y su concepción virginal, a la par que aceptaban solo el Evangelio de Mateo -adulterado- y anatemizaban a San Pablo.

Lo que hace diferente a los Cristianos verdaderos es la fe en Jesucristo como Hijo de Dios, y que por su Sacrificio en la Cruz del Calvario se obtiene la remisión de pecados. Precisamente, el hecho de la reflexión sobre la divinidad de Jesús conduce a la doctrina de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Aunque el mensaje de Jesús se dirigió en primer lugar a los judíos, su identidad nacional es IRRELEVANTE para los Cristianos, porque para Él no hay diferencia entre judíos y gentiles. Pero el movimiento llamado “Judaísmo mesiánico” ha presentado frecuentemente una teología confusa y contradictoria. Desde el siglo I, el Cristianismo está separado y distinto de las costumbres y tradiciones judías. Así las cosas, el Judaísmo y el Cristianismo son religiones completamente diferentes y esencialmente sin relación alguna. El mensaje central de cada uno es distinto al del otro. Por ejemplo, la concepción cristiana de Dios no es la concepción judía de Dios. NO es posible remplazar la Torá con Jesús y seguir hablando de judaísmo, o blasonar ser “una forma de judaísmo”. Los judíos son una comunidad de fe distinta y separada de los cristianos.
 
Cualquiera que se autodefina como Cristiano, pero que sostenga que la observancia para los cristianos procedentes del judaísmo de los preceptos contenidos en la Torá, debe ser considerado como hereje. Fabricando un ritual falsificado y un entorno cultural, este autoproclamado “movimiento judío mesiánico” crea una falsa ilusión de adherirse a una falsa forma de cristiandad judía del siglo I practicada por los primeros seguidores judíos de Jesús. El ritual y el entorno cultural que ellos describen jamás existió.
 
Hay un consenso entre los judíos de todas sus ramificaciones (ortodoxos, reformistas, conservadores, reconstruccionistas, karaítas y sus intermedios) que el judaísmo entendido como religión y cultura de las distintas razas del “pueblo judío” contiene todo lo que necesitan para su realización espiritual. Por ello es imposible preservar el aspecto cultural del judaísmo al tiempo que se remplaza su espiritualidad y teología (que se basan en la supervivencia de la Torá) con las de otro sistema de creencias.

Una de las historias más tristes de la Biblia es la de los judíos rechazando a su propio Mesías, luego de estarlo esperando desesperadamente por milenios y anticipar Su llegada. Ellos rechazaron lo que Jesús enseñaba:
  • Rechazaron que Él perdonara pecados, y creían que esto conllevaba a más pecados.
  • Rechazaron que Él predicara la indisolubilidad del matrimonio, porque habían establecido una elaborada casuística para el divorcio.
  • Rechazaron que Él enseñara el amor a los enemigos, la oración por los perseguidores y el volver bien por mal, pensando que eso contravenía la Ley de Moisés.
  • Rechazaron que Él revelara ser el único camino a Dios, porque contravenía a sus rituales y sacrificios.
  • Rechazaron que Él dijera ser el Pan vivo bajado del Cielo, y se escandalizaron.
  • Rechazaron que Él enseñara la obediencia a la autoridad civil (guardados los Mandamientos, claro está), porque soñaban con un Libertador terrenal y en que los erigiera en imperio.
  • Rechazaron, finalmente, que Él padeciera la muerte en la Cruz y resucitara al tercer día, porque decían que el Mesías sería inmortal.
 
No hay ninguna promesa de bendiciones futuras sobre Jerusalén o Israel, excepto que sólo algunos de ellos aceptarían a Jesús como su Mesías (Zacarías 12, 10).

Todos los verdaderos Cristianos difieren en muchas maneras de los judíos mesiánicos, incluyendo en la historia, las creencias, los vestidos y la práctica. El judaísmo mesiánico en sí mismo es un fenómeno relativamente reciente. Los judíos falsamente creen aún que un punto de vista antisemita sobre la vida y muerte del Mesías es un lugar teológico en la otrora Europa Cristiana por miles de años. … aunque el Nuevo Testamento enseña que por el bautismo no hay distinción entre judíos y gentiles. Todavía más, que el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario derribó el muro de separación que entre los dos pueblos había.
  
Los judíos mesiánicos tienden a usar falsos símbolos judíos que los cristianos no usan, ni hay evidencia de que los primeros cristianos intentasen usar para verse iguales a los rabinos, como acostumbran muchos hombres judíos mesiánicos. El Nuevo Testamento demuestra que los Apóstoles no lucían como rabinos o sacerdotes levíticos. Por ejemplo, cuando San Pablo fue arrestado, las autoridades romanas pensaron inicialmente que era un egipcio, y tuvo que decirle al comandante militar que era judío (Hechos 27, 37-39). Por tanto, San Pablo ni se veía como rabino judío, ni lo aparentaba usando filacterias o tzitzits, como lo hacen los judíos mesiánicos. Los hombres cristianos no tienen que cubrirse la cabeza cuando oran (1 Corintios 11, 4 y 7). Muchos judíos mesiánicos oran con la cabeza cubierta, enfocados en aspectos impropios de la apariencia exterior y las tradiciones del judaísmo.
 
El verdadero cristiano busca y ora para que sea removida de los judíos la venda que tienen sobre los ojos que les impide reconocer a Jesucristo y se conviertan al cristianismo, mientras que los judíos mesiánicos anuncian una nueva secta judía construida sobre una falsa imagen de Jesús, estilos de vida de observantes de la Torá y la preservación de una identidad judía. Los judíos mesiánicos, en fin, son judíos que no siguen a Jesús porque observan la Torá y ven su identidad en Israel y no en la Iglesia.

Y si no os basta con lo anterior, sabed por qué San Pablo escribió la Carta a los Gálatas: ¡Por causa de los errores de los judaizantes, que arrastraron consigo incluso al mismísimo San Pedro cuando estuvo en Antioquía!

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