lunes, 17 de febrero de 2014

EL SONETO QUE INSPIRÓ AL PAPA PÍO IX PARA PROCLAMAR EL DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN SANTA MARÍA

«Dios reveló a Santa Brígida que ha concedido tan gran poder a María para vencer a los demonios, que cuantas veces asaltan a un devoto de la Virgen que pide su ayuda, a la menor señal suya huyen despavoridos, prefiriendo que se le multipliquen los tormentos del infierno a verse dominados por el poder de María». (San Alfonso María de Ligorio, Las Glorias de María).

Rescatamos de archivos de la ASOCIACIÓN MARIANA APOSTÓLICA SACERDOTAL esta historia, que es una muestra del poder que Dios Nuestro Señor le otorgó a la Santísima Virgen sobre los demonios:
 
En 1823, dos sacerdotes dominicos, Padres Bassiti y Salvatore Pignataro, estaban exorcizando a un niño poseso, de 12 años de edad, analfabeto. Para humillar al demonio, lo obligaron, en nombre de Dios, a demostrar la veracidad de la Inmaculada Concepción de María. Para sorpresa de los sacerdotes, por la boca del niño poseso, el demonio compuso el siguiente soneto:
«Soy verdadera madre de un Dios que es hijo,
Y soy su hija, aunque Le soy madre;
Él desde eterno existe y es mi hijo,
Y yo nací en el tiempo y soy su madre.
 
Él es mi Criador y es mi hijo,
Y soy su criatura y su madre;
Fue divinal prodigio ser mi hijo
Un Dios eterno y tenerme por madre.
 
El ser de la madre es casi el ser del hijo,
Visto que el Hijo dio el ser a la madre
Y fue la madre que dio el ser al Hijo;
   
Si, pues, del hijo tuvo el ser la madre,
O se ha de decir manchado el hijo
O se dirá Inmaculada la Madre».
 
Se cuenta que el Papa Pío IX lloró, al leer ese soneto que contiene un profundísimo argumento de razón en favor de la Inmaculada.
 
Nuestra Señora fue la restauradora del orden perdido por medio de Eva. Eva nos trajo la muerte, María nos da la vida. Lo que Eva perdió por orgullo, Nuestra Señora lo ganó por humildad. 
   
Eva obedeció al demonio, trayendo así el pecado y la muerte. María Santísima obedeció a Dios, y por Ella vino la Salvación.
 
El hombre, al contrario del “dogma” liberal, no nace bueno; todos nacemos con el pecado original; tendemos más fácilmente al mal y por eso se hace necesaria una educación y formación para el bien; sin embargo esta educación y formación, para ser verdadera, no puede excluir el auxilio sobrenatural de la gracia que nos mereció Nuestro Señor Jesucristo y que nos es dada por medio de Su Santísima Madre.
 
El Dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por el Papa Pío IX, rodeado de 53 cardenales, de 43 arzobispos, de 100 obispos y más de 50.000 peregrinos venidos de todas partes del mundo, el día 8 de diciembre de 1854.
   
Proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción (Francesco Podesti, Museos Vaticanos).

1 comentario:

  1. Hermoso, gracias por compartir.
    Saludos en Cristo Rey y María Santísima Capitana de las Milicias Celestiales.

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