sábado, 21 de abril de 2012

¡AY DE AQUELLOS QUE DICEN, NADA HA PASADO Y NADA NOS PASARÁ. DIOS NO NOS HARÁ NI BIEN, NI MAL!

 
Hablóme el Señor otra vez, y díjome: Hijo de hombre, ¿qué refrán es ese que tenéis vosotros en tierra de Israel, según el cual dicen: Irán corriendo los días, y en nada pararán todas las visiones? Por lo mismo diles: Esto dice el Señor Dios: Yo haré que cese ese refrán, y que nunca jamás se repita por el pueblo de Israel; y diles que están para llegar los días en que se cumplirán los sucesos anunciados en todas las visiones. Porque no quedará más sin efecto ninguna visión, ni habrá predicción ambigua entre los hijos de Israel [1]; pues yo, que soy el Señor, hablaré, y sucederá cuando lo dijere, y no se diferirá para más adelante; sino que en vuestros días, ¡oh familia contumaz!, yo hablaré, y obraré, dice el Señor Dios.
 
Hablóme de nuevo el Señor, y díjome: Hijo de hombre, mira lo que dicen los de la casa de Israel: La visión que éste ha tenido es para de aquí a muchos años, y él vaticina para tiempos lejanos. Por tanto tú les dirás a ellos: Así habla el Señor Dios: Todas mis palabras en lo sucesivo no se diferirán más, lo que yo dijere se ejecutará, dice el Señor Dios.
 
Ezequiel XII, 21-28 (Versión de Mons. Félix Torres Amat).

NOTA
[1] Según el texto hebreo puede traducirse adivinación de lisonjero.

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